Nuestra historia

Todo gran viaje comienza con una chispa, una idea que se niega a desaparecer.

Para nosotros, esa chispa se encendió en el lugar más inesperado pero más nuestro: la habitación que compartíamos en casa. Más que hermanos, siempre hemos sido cómplices, compartiendo risas, secretos y, con el tiempo, una creciente fascinación por el arte y el buen gusto.

No era solo la estética lo que nos atraía, sino todo el potencial de lo que veíamos que podría ser posible si lográsemos materializar la idea: la confianza que una empresa distinta a lo ya existente en la industria podría lograr, incluyendo las pequeñas dosis de lujo que podrían alegrarle un día a cualquiera. Hablábamos durante horas sobre la innovación de nuestras propuestas, la experiencia de compra, las formas en las que haríamos que nuestra marca fuese icónica... y también sobre lo difícil que a veces resultaba encontrar los productos en México. Impulsados por nuestros conocimientos y pasión, decidimos poner todas nuestras ideas en un solo lugar.

Conforme más profunda era nuestra investigación sobre la industria, fuimos notando que más amigas, amigos y conocidos se encontraban buscando y navegando por innumerables tiendas y boutiques, a menudo sintiéndose abrumados o inseguros sobre la veracidad y autenticidad de los productos y tiendas en donde pretendían comprar sus maquillajes y skicare.

"¿Y si...?" empezó a susurrarse entre nosotros. "¿Y si creamos nosotros ese espacio? Un lugar donde la calidad excepcional se encuentre con una experiencia de compra personal y confiable."

La idea parecía disruptiva, quizás un poco loca. Contábamos con un pasado empresarial importante, solo era cuestión de cimentar las bases del proyecto y establecer un plan de trabajo. "Trabajo y constancia", resonaba en esa habitación durante semanas.

Nuestra primera oficina no podía ser más humilde: nuestra propia habitación.

De habitación a oficina.

La idea, al principio tímida, pronto cobró una fuerza imparable. Nuestro primer gran paso no fue alquilar una oficina lujosa, sino reclamar un rincón de nuestra casa familiar. Una habitación, testigo de nuestra infancia y adolescencia, se convirtió en el corazón palpitante de ĒTERNEA. Las paredes que antes escuchaban risas y secretos, ahora susurraban planes, estrategias y sueños de emprendimiento.

Esa habitación fue nuestro primer almacén, oficina de marketing, centro de logística y estudio fotográfico improvisado. Las cajas con los primeros productos cuidadosamente seleccionados se apilaban en las esquinas, compartiendo espacio con un escritorio donde pasábamos horas investigando, contactando proveedores y, crucialmente, diseñando lo que sería nuestra ventana al mundo: nuestro sitio web.

Recordamos las noches en vela, iluminados por la luz de la lámpara, aprendiendo sobre e-commerce, fotografía de producto y atención al cliente, impulsados por una mezcla de nerviosismo y una ilusión desbordante. Cada pequeño logro, cada cliente que confiaba en nosotros, cada detalle del sitio web que conseguíamos ajustar, era una victoria celebrada con la complicidad que solo entre hermanos se pueden tener.

www.eternea.mx

Construir nuestro sitio web fue una aventura en sí misma. Queríamos que fuera más que una simple tienda; aspirábamos a crear un espacio elegante, intuitivo y acogedor, que reflejara la calidad de los productos que ofrecíamos y la calidez de nuestro trato. Cada descripción de producto fue escrita meticulosamente, cada fotografía fue seleccionada con cuidado, buscando transmitir la esencia y los beneficios de cada producto.

Lanzar el sitio web fue un salto al vacío. ¿Respondería la gente? ¿Confiarían en dos hermanos que operaban desde su casa? La primera notificación de venta fue un momento mágico. ¡Alguien, en algún lugar, había confiado en nuestra visión! Celebramos como si hubiéramos ganado la lotería. Cada pedido inicial era empaquetado por nosotros mismos, a menudo añadiendo una nota escrita a mano, queriendo transmitir esa conexión personal que sentíamos que faltaba en muchas tiendas online.

Los primeros meses fueron una montaña rusa de emociones. Hubieron éxitos inesperados y desafíos que nos pusieron a prueba. Aprendimos sobre logística, sobre marketing digital (con un presupuesto casi inexistente), sobre servicio al cliente (convirtiendo cada consulta en una oportunidad para conectar con profundidad). Nuestra habitación era testigo de nuestras largas noches, de aquellas tazas de té de cúrcuma con canela y jengibre que tomábamos durante todo el día, de las pequeñas victorias celebradas y de las frustraciones superadas juntos. Era caótico, agotador, pero increíblemente gratificante. Estábamos materializando aquello que meses antes habíamos imaginado en una lluvia de ideas.

Estabamos construyendo esta empresa, paquete a paquete.

Más allá de cuatro paredes, el valor de cada cliente.

El sonido de la notificación del primer pedido es algo que jamás olvidaremos. Fue una mezcla de euforia y responsabilidad. ¡Alguien había confiado en nosotros! Empaquetamos ese primer envío con un cuidado extremo, casi ceremonial, añadimos una nota de agradecimiento escrita a mano. Cada nuevo cliente era, y sigue siendo, una validación de nuestro esfuerzo y una motivación para seguir adelante.

Los primeros meses fueron una curva de aprendizaje constante. Gestionar el inventario en una habitación, coordinar los envíos, responder a las consultas de los clientes... todo se hacía con recursos limitados pero con una dedicación infinita. Aprendimos la importancia de escuchar activamente a nuestra comunidad. Sus preguntas, sus comentarios y sus preferencias nos guiaron para refinar nuestra selección de productos y mejorar continuamente su experiencia. Nos dimos cuenta de que ETERNEA no era solo nuestro proyecto, sino un espacio que estábamos construyendo junto a nuestros clientes.

Creciendo juntos: de la habitación, hasta los centros comerciales.

"De boca en boca", la calidad de nuestros productos y el trato cercano hicieron que ĒTERNEA comenzara a crecer. La habitación pronto se quedó pequeña. Las cajas ya no cabían, y el ir y venir de paquetes se convirtió en una coreografía cada vez más compleja. Llegó el emocionante momento de dar el siguiente paso: trasladarnos a nuestra primera sucursal dedicada exclusivamente a ĒTERNEA.

Este cambio marcó una nueva etapa, acompañada de la llegada de nuestros primeros socios e inversionistas que pusieron en altavoz todo el trabajo que habíamos estado realizando durante muchos meses atrás. Gracias a todo esto, pudimos ampliar nuestro catálogo, incorporar nuevas marcas y empezar a formar un equipo que compartiera nuestros valores y nuestra pasión. Pero incluso con el crecimiento, hemos logrado mantenernos fieles a nuestra esencia familiar y cálida que nos ha definido desde el principio. Seguimos involucrados personalmente en la selección de cada producto, asegurándonos de que cada artículo en ĒTERNEA sea algo que nosotros mismos usaríamos en nuestro día a día.

Fieles a nuestro origen, mirando hacia el futuro.

Hoy, ĒTERNEA es mucho más de lo que imaginamos en aquella habitación. Contamos con un equipo maravilloso, un catálogo cuidadosamente seleccionado de las mejores marcas de belleza y skincare del mundo, y una comunidad de clientes leales a los que consideramos parte de nuestra familia extendida.

Aunque hemos crecido, la esencia de ĒTERNEA sigue intacta. La pasión que nos impulsó al principio sigue siendo el motor de todo lo que hacemos. Cada producto que ofrecemos, cada interacción que tenemos, está imbuida del mismo deseo de compartir lo mejor del mundo de la belleza, de inspirar confianza y de fomentar momentos de auténtico autocuidado.

Nuestra historia no es solo nuestra; es también la tuya. Cada vez que eliges ĒTERNEA, te unes a este viaje que comenzó con un sueño entre hermanos. Eres la razón por la que seguimos buscando la excelencia, innovando y esforzándonos por ofrecerte una experiencia excepcional.

Gracias por confiar en nosotros, por crecer con nosotros y por permitirnos ser parte de tu ritual de belleza. El viaje de ĒTERNEA continúa, y estamos emocionados por lo que el futuro nos depara, siempre fieles a nuestras raíces y comprometidos con la belleza eterna y atemporal.

Con gratitud,

Equipo ĒTERNEA.